Marruecos, la puerta mágica a la fabulosa África

Marruecos es un destino mítico, de aquellos que cualquier viajero global tiene en su lista de sitios por visitar. Sus colores, cultura, sabores y paisajes forman un combo imbatible que posicina al país en el ranking.

Imagina una noche bajo las estrellas en el Desierto del Sahara, recorrer las infinitas dunas en camello, tomar un té a la menta en un sitio milenario (y por milenario nos referimos a que tiene miles de años más de vida y cultura que muchos sitios del mundo), escuchar cánticos africanos que se mezclan con rituales musulmanes y perseguir el delicioso aroma de comida super especiada a través de las cientas de callejuelas que se convierten en un laberinto.

Lo cierto es que no hay forma de salir de este viaje sin una carga emocional profunda. Pero de eso se tratan los viajes, ¿no?.

Te invitamos a conocer un poco más uno de nuestros destinos favoritos, uno que hemos recorrido a pie desde hace ya muchos años, cuando aún no existía Charrúa Viajes, pero sí nuestra emoción y amor por los viajes.

 

Marrakech

El mejor modo de comenzar un viaje a Marruecos es a través de la ciudad milenaria de Marrakech, capital del sur y del Imperio Almorávide. Es una de las cuatro capitales imperiales del país y cuenta con impresionante arquitectura, jardines y una población similar en tamaño a Montevideo.

Para inundarse de su energía te sugerimos visitar primero la Medina de Marrakech, que es el casco antiguo de una ciudad de por sí antigua. Allí se puede pasear por el Zoco, que es el mercado tradicional más grande del país que deslumbra a los visitantes por sus olores, callejuelas angostas y ser la cuna del regateo. Aquí puedes comprar especias, frutos secos, lámparas, cueros, telas finas o alfombras, entre muchas otras opciones.

En el centro del Zoco se encuentra la Plaza de Djemaa el-Fna, la más conocida de la ciudad, y poca distancia de la Medina se encuentran el hermoso Palacio Bahía y la fascinante Mezquita Koutoubia que fue erigida en el S. XII y destaca por su alto minarete. En los alrededores de la mezquita hay muchos puestos de venta de libros y el ambiente es muy bueno para sacar fotos y también para adquirir algún libro bellamente ilustrado.

Luego de recorrer gran parte del casco antiguo, es buen momento para detenerte a disfrutar un tradicional té a la menta en un bar típico con vista a la Plaza de Djemaa el-Fna para luego seguir con un recorrido por las laberínticas calles de la zona y dejarte seducir por el estridente sonido ambiente del regateo y los músicos locales.

 

Essaouira

A casi 3 horas de carretera de Marrakech se encuentra la ciudad fortificada de Essaouira que descansa sobre las frías aguas del Océano Atlántico. La ciudad de menos de 80.000 habitantes ofrece una gran mezcla de arquitectura con influencia francesa y portuguesa. Essaouira es considerada una ciudad bohemia que atrae a un gran número de artistas locales y extranjeros. Además, su centro histórico o Zoco es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En sus calles, como sucede con la mayoría de las ciudades del país, se disfruta de colores y sonidos muy vívidos. Por si fuera poco, en los alrededores abundan las playas de arena fina y vastas vistas, lo que la ha hecho merecedora del nombre de “la perla atlántica de Marruecos”.

Sus callejuelas son ideales para realizar compras y, obviamente, regatear por aquellos productos que te gusten. Si el tiempo es suficiente, puedes realizar un paseo a caballo o en camello, recorrer el puerto y sentir la vibra de la vida diaria de los pescadores locales mientras sacas fotos de los pequeños barcos de un azul característico que llenan la zona.

Ouarzazate

Luego de disfrutar del mar en Essaouira puedes fijar rumbo a un territorio totalmente diferente. Un buen sitio es Aït Ben Haddou, una ciudad fortificada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco que se encuentra tierra adentro camino a Argelia y que se accede al cruzar las montañas del Alto Atlas, atravesando el puerto de montaña Tizi n´Tichka que se encuentra a 2.260 metros sobre el nivel del mar, y cruzando muchos pueblos espectaculares como Amazigh, donde se puede tener un acercamiento a la comunidad de bereberes del norte de África.

La kasbah de Aït Ben Haddou es una ciudad fortificada famosa por ser escenario de más de una veintena de películas como Gladiador y Lawrence de Arabia. En sus callecitas repletas de historia se pueden encontrar tiendas de artesanía donde se ofrecen pinturas con especias, joyas y alfombras. Prepara la cámara de fotos para retratar el atardecer desde el granero que corona el kasbah más icónico de todo Marruecos.

La travesía por las mil kasbah puede continuar hacia Todra, que tiene uno de los paisajes más imponentes de Marruecos gracias a su palmeral y cañones. Sugerimos alojarte en las Gargantas del Todra, que desatacan por sus aguas cristalinas y caminos de 33 metros de ancho con acantilados de más de 100 metros a cada lado. Este es una destino turístico de nivel mundial que atrae a escaladores y senderistas de todo el planeta. A una hora de este milagro paisajístico se encuentra el kasbah Amridil, que surge en medio del Oasis de Skoura, lo que le da un entorno simplemente fascinante.

El camino sigue hacia Ouarzazate, ciudad capital de la provincia homónima y conocida como “la puerta al Desierto del Sahara”. Su kasbah es majestuoso y te prepara emocionalmente para conocer la hermosa ciudad de Skoura que se alza imponente dentro del maravilloso oasis de mismo nombre. Ésta es una última parada para conocer el desierto y explorar las mil posibilidades que ofrece.

 

El Desierto

Cerca de la frontera con Argelia se encuentra la pequeña ciudad de Merzouga, desde donde puedes hacer base para conocer el Desierto del Sahara. Lo mejor es comenzar la mañana con la mágica energía y tranquilidad que transmite el amanecer entre las dunas y luego realizar un paseo en dromedario para disfrutar la salida del sol fundiéndose en la arena.

Desde este punto se puede visitar Khamlia, donde vale la pena conocer al pueblo nómada de los Gnaoua, que te deleitarán con la antigua música de África, ya que se trata de una población desplazada hace siglos de Mali, Sudán y Senegal.
Por favor no dejes de pasar una noche bajo las estrellas en el desierto. El espectáculo es único e irrepetible.

 

Fez

Un largo viaje de 7 horas separan a Khamlia de la maravillosa ciudad de Fez, al norte del país y uno de los puntos más destacados del viaje. Te asombrará su Medina, la más importante del mundo árabe que fue fundada en el Siglo IX.
Fez es fabulosa y encierra mil maravillas, como la Puerta del Palacio desde donde se tiene una vista panorámica de la Medina, o la Cooperativa de cerámica, la Madraza Charratine , su Plaza y el Fundok Nejjarine, que es museo de artes y oficios de Marruecos.

Una de las visitas obligadas en esta ciudad es a una curtiduría para aprender sobre la marroquinería, que es un oficio típico y tradicional en Marruecos y que ofrece al viajero impresionantes mercaderías de gran calidad, a la par de cualquier producto premium de otras partes del mundo.

A poco más de 50 kmts de Fez se encuentra Meknes, conocida como la capital del vino y una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos. Hay mucho por conocer en esta ciudad y es imperdonable llegar hasta allí sin recorrer el Museo Dar Jamaï, el Mausoleo de Mulay Ismail, la Plaza el-Hedim y el Bab-el-Mansour.

A poca distancia de Meknes (unos 40 minutos de viaje) se encuentra Mulay Idriss, famosa por contener la tumba de Idris I, el primer rey de Marruecos en los años 807 a 828. El pueblo es uno de los centros de peregrinación más importantes para los musulmanes de la zona y hasta el S. XX estuvo cerrada a todo aquel que no profesara la religión. Cabe destacar que Idris I fue bisnieto del Profeta Mahoma y fundó la Dinastía Idrisida, que unificó varias tribus bereberes, dando lugar a la creación de un nuevo Estado que más adelante sería Marruecos.
Mulay Idriss cuenta con una hermosa mezquita que ostenta el único minarete circular de Marruecos y su zona antigua es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Una vez estando allí puedes alejarte tan solo 5 kmts para deslumbrarte con las Ruinas de Volúbilis, una antigua ciudad romana capital de provincia que fue habitada por romanos hasta el año 285 y además es el sitio arqueológico más importante de Marruecos.

 

Chefchouen – Tánger

Rumbo al norte (Mediterráneo) y a 3 horas de distancia de Fez se encuentra Chefchouen, conocida como la “Ciudad Azul” por sus espectaculares edificios de distintas tonalidades de azul construidos sobre la ladera de una montaña. La medina de esta ciudad está repleta de callejuelas empedradas muy inclinadas que cuentan con muchas marroquinerías y tiendas de telares.

Luego de un desayuno tradicional en esta bella ciudad es buena idea seguir subiendo en el mapa hasta alcanzar la costera Tánger, a unos 100 kmts de Chefchouen.

Tánger es una de las principales puertas de Marruecos y África ya que se encuentra muy cerca de Europa y a lo largo de su historia ha recibido un sinnúmero de influencias de distintas civilizaciones. Su medina es considerada uno de los sitios más laberínticos del mundo árabe, lo que no es poco decir. En sus callejuelas se encuentran muchísimos locales de artesanía y alimentos.
Desde su kasbah se puede conseguir una panorámica de esta multicultural ciudad de un millón de habitantes y reconocer a lo lejos la Mezquita, la Catedral y toda la costa mediterránea, que abunda en hermosas y extensas playas.

Un corto pero fascinante viaje lleno de panorámicas inolvidables te llevará desde Tánger al Cabo Espartel, la punta más noroeste del continente africano. Desde allí puedes aprovechar para conocer las Grutas de Hércules, una excavación natural en la roca creada por milenios de erosión del mar que ingresa a las grutas con la marea alta.

 

 

EXTRAS-

Madrid – Segovia – Ávila

Para quienes viajamos desde Uruguay, la mejor forma de llegar a Marruecos es por España. Y para aprovechar el viaje nada mejor que recorrer tres ciudades cercanas que ofrecen muchísimo.

Te sugerimos aprovechar la escala en Madrid para conocerla a través de un tour caminando por sus calles y respirar esas vibra madrileña tan única que nace de la mezcla de sabores, arquitectura e historia. Un buen punto de partida es la Puerta del Sol y recorrer sus barrios cercanos, que nos llevan hasta el Palacio Real o la Gran Vía, que destaca por su arquitectura e historia donde hay claras evidencias de sui pasado musulmán, católico y napoleónico.

Además, la noche madrileña es espectacular y hay actividades y sitios para todos los gustos.

Desde esta fabulosa ciudad puedes trasladarte a Segovia, una ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco que tiene un centro rodeado de campanas, torres y murallas. Segovia fue conquistada por los romanos en el año 80 A.C. y fue una importante base militar del imperio romano.

Otra ciudad igual de impactante y muy cercana a Madrid es Ávila, también Patrimonio de la Humanidad. Esta ciudad medieval se disfruta caminando por sus calles y recorriendo sus murallas.

 

¿Qué ver o hacer en este viaje?

Marruecos tiene tanta oferta cultural e historia que la lista podría ser interminable. Sin embargo, te recomendamos disfrutar un té a la menta, disfrutar de un espectáculo de un encantador de serpientes, saltimbanquis callejeros y encontrar a uno de los casi extintos cuentacuentos marroquíes.

Prepara tu cámara de fotos para presenciar un espectáculo único de camino a Esauira, ya que podrás maravillarte con los cientos de cabras que se suben a los árboles hasta el punto que parecen arreglos navideños.

Antes de ingresar a cualquier templo o área sagrada, por favor infórmate con tu guía sobre las costumbres. Por ejemplo, Mulay Idriss es una ciudad santa y el visitante debe vestir de manera respetuosa, esto quiere decir que no deberías vestir faldas cortas ni hombros descubiertos.

Si puedes, no dejes de pasar una noche a la «belle étoile» (bajo las estrellas) en el Desierto del Sahara.

Y obviamente, regatear. Regatea por todo, desde una alfombra hasta 100 gramos de comino. La gracia es seguir el juego y mantener la paciencia.

 

¿Qué comer en Marruecos?

Cuscús: Semilla de sémola cocida acompañada por verduras y carne de cordero o pollo. Si viajas en verano te recomendamos una variación que incluye leche batida y manteca.

Tajine: Comida económica y deliciosa que se cocina en una cazuela de barro y es una mezcla de cordero con legumbres, almendras y ciruelas aderezado con canela o azafrán. El tajine de pollo se elabora con limón, aceitunas y una salsa de tomate picante.

Bissara: Puré de arvejas con un generoso chorro de aceite de oliva. Se acompaña con el esponjoso pan marroquí.

Kefta: Carne picada aderezada con piñones, cebolla, ajo, perejil, pimentón, comino y aceite de oliva.

Zaalouk de berenjenas: Comida típica de Fez y considerado el “caviar de berenjenas”. Consiste en berenjena hervida o cocinada con un sofrito de tomate y ajo, condimentada con comino, pimentón y jugo de limón. Además, lleva aceitunas negras, cilantro picado y aceite de oliva.

Dulces marroquíes: No dejes de probar los dulces con miel como el kaab o el ghzal acompañados de un té verde.


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