Pocos sitios en el mundo reúnen tantas maravillas como las 13 grandes islas (más 6 más pequeñas que no son volcánicas) que conforman las Islas Galápagos en el Océano Pacífico, a 1.000 km de la costa de Ecuador.
Este destino natural mezcla magistralmente historia, naturaleza y hermosas vistas a cada segundo del recorrido. La naturaleza exultante de las Galápagos es tal, que en 1853 llamó la atención del naturalista Charles Darwin, y su estudio de la zona fue parte fundamental para el libro El origen de las especies, que le permitió ilustrar la evolución en los reptiles en un ambiente natural sin los efectos foráneos.
Esto hace que cada isla del archipiélago sea un microclima en sí mismo, con su propia flora y fauna evolucionada a su propio ritmo.
De todos sus animales, el más célebre es el Galápagos gigante, una especie de tortuga que es el más longevo sobre el planeta, y que da nombre a las islas.
Por su naturaleza exultante y sus playas hermosas, las islas son un destino ideal para practicar esnórquel entre los animales endémicos.
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¿Cómo llegar? – La atrapante Quito
Nadie debe irse de este maravilloso país sin recorrer la capital, Quito. Esta ciudad de 2 millones de habitantes posee un centro histórico que destaca como el mejor conservado y bello de Latinoamérica.
Desde el centro histórico se puede llegar en taxi o en bus a un paseo obligado para las fotos: La Mitad del Mundo, un monumento icónico que marca el paso de la línea equinoccial que divide los hemisferios Norte y Sur del planeta, donde es obligatorio posar los pies sobre la línea para un recuerdo fotográfico memorable.
Entre las actividades recomendadas en la capital del país se encuentra un recorrido por la Avenida de los Volcanes, una carretera panorámica que tiene como fondo las diferentes elevaciones de la Cordillera de los Andes y sus volcanes nevados como el Illiniza y el famosos Cotopaxi.
A 180 km de la ciudad se encuentra la Laguna Quilotoa, un lago de aguas verde esmeralda y 250 metros de profundidad situado en el cráter de 3 km de diámetro de un volcán. Los venados, conejos y zorros acompañan la panorámica tanto desde sus miradores como sus varios senderos. Los puntos más impresionantes para disfrutar la experiencia de la laguna son los miradores Shalalá y Quilatoa, que con su arquitectura deslumbrante logran mezclarse orgánicamente con las vistas de ensueño.
En dirección contraria de la que tomamos desde Quito a la laguna se encuentra Otovalo, una ciudad del altiplano andino a una hora y media de la capital. Otovalo es considerada “Capital Intercultural del Ecuador” por su riqueza cultural e histórica y por ser lugar de origen del pueblo Quichua de los Otovalos, conocidos por su habilidad textil que queda patente en los productos ofrecidos en el colorido mercado de la Plaza de Ponchos. La ciudad se encuentra rodeada de volcanes como el majestuoso Imbabura.
Desde Otovalo se puede llegar al Parque Cóndor, una reserva y refugio de aves rescatadas, así como a la Cascada de Peguche, de 30 metros de altura y 6 metros de ancho.
En el mismo recorrido se puede aprovechar para visitar el Lago San Pablo, un espacio ideal para los deportes acuáticos y disfrutar de grandes vistas.
De regreso a Quito se puede encontrar el Parque Arqueológico Cochasquí, que contiene 15 pirámides truncas y varios montículos funerarios. Se encuentra a 3.100 metros sobre el nivel del mar y ofrece un museo arqueológico, miradores y servicios de cabalgata.
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Llegar a las islas
El recorrido para llegar a las islas nunca es directo. Se debe tomar un vuelo directo desde Guayaquil hasta la Isla Baltra y allí conocer el Parque Nacional Galápagos de la mano de guías profesionales.
SI bien cada isla del archipiélago tiene su atractivo, el punto principal para el turista es Santa Cruz, a la que se accede por ferry. Allí se encuentra una de las reservas de tortugas más importantes, un punto obligado para cualquier visitante.
Una vez en la isla no se debe dejar de recorrer los Túneles de Lava, que se formaron cuando una colada de magma se solidifica de tal manera que crea túneles inmensos. Recuerda que 13 de las islas del archipiélago son volcánicas, aunque tanto la Isla de Santa Cruz como la de San Cristóbal, que son las de mayor densidad poblacional, no presentan riesgos por su baja actividad.
Tomando esta hermosa isla de aguas cristalinas como base, se puede alquilar una embarcación desde su bahía para recorrer sitios en mar abierto como La Lobería, donde se puede realizar esnórquel junto a una colonia endémica de lobos marinos, tortugas y peces de miles de colores.
Desde ese punto se puede visitar el Canal de los Tiburones, una bahía de aguas turquesa que ofrece al turista la posibilidad de observar las Tintoreras del Barranco, una especie de tiburón inofensivo para el ser humano.
El recorrido puede continuar hasta las aguas cristalinas del Canal del Amor, un sitio repleto de cangrejos e iguanas marinas, muy cerca de la Playa de los Perros, una pequeña playa mitad arena y mitad rocas, que cambia drásticamente con las mareas y ofrece un vistazo a la vida natural del archipiélago.
A poca distancia de esa hermosa playa se encuentran las Minas de Sal, un spot ideal para fotos en redes sociales y que es un buen punto medio entre la playa anterior y Las Grietas, una formación rocosa que contiene una piscina natural de particular belleza donde el turista se puede refrescar luego de una larga caminata e incluso realizar esnórquel entre miles de peces de colores.
La Isla de Santa Cruz ofrece tanta variedad de opciones, a cuál de todas más deslumbrante. Entre esas opciones se encuentra Tortuga Bay, una playa de 2 km la que se puede acceder con una buena caminata y que es un lugar especial, ya que allí anidan las tortugas de las Galápagos. Pero no solo las tortugas hacen de esta hermosa playa su hogar, ya que es considerada un santuario para iguanas, varias especies de tortugas marinas y flamingos, entre muchos otros animales. En esta playa de arena blanca conformada por huesos de peces y coral, siempre cae bien un reparador baño marino luego de la caminata.
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Una isla en constante estudio
Otra parada indispensable en tu viaje por las Galápagos es la Estación Científica Charles Darwin, donde trabajan más de 300 científicos, biólogos y especialistas en conservación de todo el mundo. En este sitio se puede observar tortugas gigantes, iguanas y pinzones (un ave que fue fundamental en las investigaciones de Charles Darwin).
Dentro de la Fundación Charles Darwin se encuentra el Centro de Interpretación Van Staelen, que lleva su nombre en honor al conservacionista belga Víctor Van Staelen, un especio para aprender sobre la diversidad de tiburones y las plantas endémicas de la zona.
La Isla de Santa Cruz ofrece además paseos hacia los Cráteres Gemelos, dos depresiones enormes en las tierras altas de la isla, desde donde se puede apreciar una vegetación paradisíaca, así como avistar pájaros increíbles como el Pájaro Brujo, una especie en estado crítico de conservación que es parte de un ambicioso programa de rescate ya que la invasión de plantas y especies introducidas la ponen en riesgo.
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Termas y Selva Amazónica
Otro destino inolvidable son la Termas de Papallacta, a las que se accede por una de las rutas más hermosas de Latinoamérica: la «Ruta del oriente», que atraviesa la Selva Amazónica de Ecuador. En esta ruta podrás conocer Tena, donde se encuentra el proyecto comunitario Santa Rita, un sitio especial con cultivos cacao que ofrece un tour del chocolate para que conozcas todo el proceso desde la planta hasta la barra.
Más adelante se encuentra Puyo, una de las ciudades de la Gran Amazonía. Puyo es una comunidad indígena y es un buen sitio para interiorizarse de su cultura, medicinas, costumbres y su vida como guardianes de la selva.
Para terminar un día intenso de emociones y nuevas experiencias te recomendamos alojarte en el EcoPark de Monte Selva, donde podrás darte un baño reparador en una piscina en medio de la selva y recargar energía para participar en la noche de una actividad vivencial con una chamán Shuar.
Al día siguiente de esa experiencia trascendental puedes continuar camino hacia los Baños de Agua Santa, no sin antes pasar por el majestuoso Pailón del Diablo, una de las cascadas más grandes de la región, y uno de los símbolos más queridos de Ecuador.
Un poco más adelante encontrarás un pueblo entre montañas que recibe en su centro la Cascada Baños de Agua Santa. Este destino ofrece muchas actividades para disfrutar en medio de una naturaleza exultante. Este pueblito tiene un hermoso mercado donde podrás probar jugos de caña y conocer sobre la elaboración de la melcocha, para luego disfrutar de una movida nocturna muy interesante.
Siguiendo camino se encuentra la Casa del Árbol y el Columpio del Fin del Mundo, que es una hamaca de 35 metros de altura donde podrás hamacarte frente al majestuoso Volcán Tungurahua. Este recorrido tiene varios miradores en la montaña. a cuál de todos más fascinante.
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¿Qué comer en Ecuador?
La gastronomía de Ecuador es muy variada y depende de la región que visitemos. El país se divide en cuatro regiones principales: la costa, la sierra, el este y la región insular, cada una con costumbres y tradiciones propias.
En la región costera abundan los productos del mar, y si nos internamos no falta la carne de vaca y el cerdo. Entre sus platillos más conocidos se encuentra el ceviche, la fanesca (una sopa con bacalao y diversas verduras), humitas, bolones (similares a los tostones de plátano macho), los plátanos fritos, el sancocho de pescado y el churrasco.
Te recomendamos que pruebes un desayuno de campeones para aprovechar la extensa variedad de frutas que ofrece la región y que incluye papaya, guanábana, granada, pitaya y papaya. Combina esas frutas con un jugo, uunas salchipapas y unos patacones para tener energía suficiente para recorrer los fabulosos senderos de la Isla de Santa Cruz.
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