San Pedro de Atacama y Salar de Uyuni: la receta para desintoxicarse de la cotidianeidad

En tiempos de alta contaminación y sobredosis de tecnología no es mala idea viajar para maravillarse con los cielos más despejados y limpios del mundo o sentirse pequeño ante la inmensidad de la imponente Cordillera de los Andes.

Tomando la ciudad chilena de San Pedro de Atacama como punto de partida podemos recorrer la zona del Salar de Uyuni y el Desierto de Atacama con todas las maravillas que existen a su alrededor. Viajar a esa zona es recorrer con los sentidos la identidad andina y descubrir cómo sus habitantes encontraron hace milenios la forma de adaptarse y sobrevivir creando cultura, gastronomía y mitología propias.

En Charrúa Viajes estamos muy interesados en dar a conocer estas comunidades que, por fuera de lo que marca la norma, conviven en armonía con un ambiente que a primera visa puede parecer inhóspito y donde cada piedra de sal, cada cardón y cada roca erosionada encierra en su interior la historia de la humanidad.

En esta ocasión te compartimos lo que consideramos el mejor recorrido por la zona que posee el mayor salar del mundo, desiertos, lagunas, valles, nieve y observación astronómica.

¿Qué más puede faltar para el viaje perfecto?

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San Pedro de Atacama, Chile.

A San Pedro de Atacama, Chile, se llega tras una hora de carretera desde la ciudad de Calama. Una vez allí lo ideal es dirigirse al Observatorio Astronómico Hemisferio Sur unas horas antes de la salida del sol. Esa es la hora óptima (puede variar con las estaciones del año) para poder disfrutar el cielo en óptimas condiciones, realizar una exploración del cielo profundo y aprovechar para la fotografía astronómica.
Luego de disfrutar de esta experiencia astronómica se puede presenciar un amanecer único en el Desierto de Atacama, en una experiencia que llena el alma por la diversidad de tonalidades e intensidades que sin duda preparará al viajero para un gran día que proseguirá con una charla introductoria del Desierto de Atacama a cargo del geólogo medio ambiental Jordan Joffre Lique.

San Pedro de Atacama es un pequeño pueblo de la región de Antofagasta, en el llamado “norte grande” de Chile, que se encuentra a más de 3,000 metros de altitud y cuenta con menos de 4 mil habitantes. Fue fundada en 1450 y por su tamaño se recorre rápido, aunque no por eso carece de atractivos. Se puede utilizar el mismo día que comenzó temprano en el Observatorio para conocer la aldea de Tulor, que se encuentra a tan solo 9 kmts de distancia. En esta aldea se encuentran vestigios de los primeros habitantes de la zona en lo que es considerado el sitio arqueológico sedentario más antiguo al norte de Chile (se estima que su antigüedad es de al menos 2,300 años).

Una mañana en las Termas de Puritama ( Puri: agua; Tama: caliente) a pocos kmts de nuestra base en San Pedro de Atacama es el mejor plan. Las termas se encuentran cerca del del Río Puritama y en medio de un cañón andino. Cuenta con 8 piscinas naturales de agua dulce termal que se disfrutan mucho gracias a un deslumbrante entorno natural rodeado de montañas de color naranja. Lo que hace especial a estas termas es que se encuentran en una ecoregión única en el mundo donde el Altiplano de los Andes se junta al desierto más seco del mundo.

Otro punto de interés es la Cordillera de la Sal, una cadena montañosa creada hace 23 millones de años por actividad tectónica en el Salar de Atacama. Esa actividad levantó capas de sedimento rojos y blancos, lo que lo convierte en un espectáculo digno de admirar.

* Fotos de viajeros de Charrúa Viajes en el destino.

Sin dudas, el punto más deleitable para cualquier viajero global es el famoso Valle de la Luna, un valle que nos recuerda a la superficie lunar ya que fue modelado a lo largo de milenios gracias a la erosión fluvial y eólica que se hace patente en sus crestas, hondonadas, montículos de colores grises y ocres. Este sitio es perfecto para experimentar por primera vez el silencio absoluto y la escasez de humedad.
Pero una visita al Valle de la Luna no está completa sin disfrutar de un atardecer en el Mirador de Ckari, desde donde se aprecia una vista panorámica de la inmensidad del Desierto de Atacama y sus tres cordilleras: Cordillera de los Andes, Cordillera de la Sal y la Cordillera de Domeyko. Nada mejor que acompañar esta experiencia con un rico pisco sour, bebida autoproclamada como chilena y parte indispensable de su cultura.

Otro punto muy interesante y un poco más alejado de San Pedro de Atacama (90 kmts) es el Valle del Arcoíris con sus formaciones geológicas coloridas que sin dudas se convertirá en uno de los spots fotográficos más fuertes del viaje. La paleta de colores del valle incluye rojos, verdes, distintos grises y blancos y se deben a los más de 250 minerales presentes en la tierra. Un paseo por esta zona debe incluir una caminata por los Petroglifos de Yerbas Buenas, la colección de Arte Rupestre en la roca más grande de la región que cuenta con millones de años.

Para completar un emocionante día es preferible regresar a San Pedro de Atacama para almorzar y de allí proseguir a las Lagunas Escondidas de Baltinache, que ofrece una experiencia similar a la del Mar Muerto gracias a la alta concentración de sal en sus aguas. Son siete lagunas de diferentes colores que contrastan con el blanco profundo del Salar de Atacama y su cordillera y actualmente sólo dos de ellas se encuentran habilitadas para baños. Tras bañarse y quitarse la sal del cuerpo es recomendable abrigarse, ya que es zona desértica y las temperaturas bajan drásticamente al correr el día. El valle que se encuentra allí es un lugar genial para apreciar otro atardecer inolvidable.

Utilizando San Pedro de Atacama como “base de operaciones” también se puede conocer el Salar de Atacama y la Laguna Chaxa, una laguna de sal que fue fundamental en los orígenes de la vida en el Salar de Atacama. También en las cercanías se puede visitar la Laguna Tebinquihe, la de mayor tamaño de la zona. El Salar es un sitio extraordinario que a primera vista puede parecer un sitio inhóspito pero que encierra reservorios llenos de vida como las pozas denominadas Ojos del Salar.

 

Precordillera, Lagunas Altiplánicas, Salares y Pueblos Altiplánicos.

Ya habiendo disfrutado de la zona de San Pedro de Atacama se puede realizar una travesía fantástica por paisajes de ensueño que no te despegarán de la ventanilla hasta llegar cerca de la frontera con Argentina en Paso Sico. Allí se encuentran las Lagunas Altiplánicas Miñique y Miscanti, a más de 4,200 metros sobre el nivel del mar. En la zona abundan flamencos, zorros y vicuñas que conviven en armonía en un entorno donde se mezclan cráteres volcánicos, aguas de color profundo y nieve producto de las bajas temperaturas.

Si el viajero cree por un instante que el viaje ha llegado al punto cúlmine está errado. Más adelante se encuentran el Salar de Aguas Calientes, la Laguna Tuyajto y la Quebrada de Nacimiento, cada uno más impactante que el anterior.

Para el viajero que necesita recargar fuerzas es casi profética la cercanía del pueblo altiplánico de Socaire.  A 4,000 metros sobre el nivel del mar es un punto ideal para almorzar para luego conocer su Iglesia Ancestral y los cultivos en terrazas, de donde salen los ingredientes para la comida que con tanto esmero utilizan en el restaurante local.

Luego de conocer Socaire no es mala idea acercarse al Hito al Trópico de Capricornio, una escultura monumental donde se puede presenciar durante el solsticio de diciembre cómo los rayos del sol caen en forma vertical sobre el suelo, quedando en línea recta a la Tierra.

El viajero inquieto nunca se detiene y para su suerte hay una corta distancia hasta Toconao, un pueblito construido mayormente con piedra volcánica. Los lugareños no dejan de compartir con los visitantes que “San Pedro es de barro y Toconao es de piedra”. En este sitio se encuentra una de las iglesias más antiguas de la región, y además se encuentran tiendas de artesanías y los hermosos Huertos Frutales de Toconao, que al día de hoy siguen utilizando un sistema de riego ancestral.

El recorrido debe incluir una breve visita a la Quebrada de Jerez, un sitio ideal para descansar a orillas del río y fascinarse con los petroglifos del lugar.

 

Ruta de los Salares y Monjes de la Pacana.

El volcán protector del pueblo de San Pedro de Atacama, Licancabur y su hermano Juriques, están llenos de leyendas populares y es inevitable sumergirse en la importancia del lugar para los lugareños. Conociéndolos de cerca se comprende la imponencia y la influencia que genera en los habitantes de la zona desde tiempos lejanos.

Muy cerca se encuentra el Cerro Toco y toda la cadena volcánica que compone la majestuosa Cordillera de los Andes.

El recorrido por los volcanes y el cerro se puede realizar en un día  y puede incluir el Salar de Talar, Monjes de la Pacana (formaciones rocosas inestables en medio del desierto), la Laguna Diamante y el Mirador de Quisquiro, que ofrece una vista panorámica del Salar de Talar y una de las calderas volcánicas más grandes del mundo.

 

Geysers del Tatio y Salar de Atacama.

Dentro de las mil maravillas por recorrer en Atacama se encuentra el campo geotérmico Geysers del Tatio, que se encuentra en plena Cordillera de los Andes a 3,200 metros sobre el nivel del mar. Aquí se puede observar cómo hierve el agua que brota de las capas más profundas de la tierra. Es un sitio ideal para disfrutar un desayuno mientras se observan las variaciones de color e intensidad del vapor que mana de las profundidades.

Bajando del campo geotérmico se puede disfrutar de una parada en el Vado de Putana, famosa por la gran diversidad de aves y vegetación que “florece” al tiempo que se expande la precordillera.

En esa zona se encuentra el antiguo pueblito de Machuca, cuya principal actividad es la cría de llamas.
Siguiendo con la observación de fauna y flora de la región se puede conocer el Cañón o Quebrada de Guatin que alberga antiquísimos cardones gigantes que llegan a alcanzar una altura de hasta 14 metros.

 

Sala de Uyuni, Bolivia.

Desde San Pedro de Atacama se puede poner rumbo a Bolivia a través de la frontera Hito Cajón, que se encuentra a tan solo una hora de trayecto, para luego realizar una travesía a bordo de vehículos todo terreno por la Laguna Blanca, uno de los sitios más memorables de la Reserva Eduardo Avaroa.
Junto a la Laguna Blanca se encuentra la hermosa Laguna Verde, que al igual que la Laguna Blanca se encuentra bajo la sombra protectora del volcán Licanbur. La Laguna Verde posee una alta concentración de minerales que le confieren una tonalidad verde poco común.

En el trayecto se puede observar sitios de una belleza sublime como el desierto Dalí y las Termas de Polques, genial para realizar una parada con baño relajante incluido.

Para aquellos que aman los animales, el lugar a visitar es la comunidad de Villamar, donde crece una gran cantidad de llamas y vicuñas que se funden con un extraordinario paisaje donde la llanura del altiplano boliviano es interrumpida por extrañas formaciones rocosas que lo convierten en un lugar ideal para realizar inolvidables fotografías de paisaje.

En el camino a la ciudad de Uyuni se aprecian varias comunidades que regalan paisajes hermosos. Es importante estar presente en el momento porque esta travesía es un viaje por los sentidos. Uyuni tiene un importante pasado ferroviario y cuenta con un mercado típico digno de ser recorrido para conocer la cultura uyunense. Como ciudad ferroviaria que supo ser, tiene un interesante Cementerio de los Trenes donde se encuentran locomotoras abandonadas del siglo XIX, lo que lo convierte en un hot spot para la fotografía.

De camino al Salar de Uyuni se encuentra la comunidad de Colchani, que es un pequeño pueblo dedicado a la explotación salina donde se pueden adquirir artesanías únicas realizadas en sal.
Finalmente, la llegada al Salar de Uyuni es un shock. Nada prepara al viajero para conocer el mayor salar del mundo que tiene una superficie de 12,000 kmts cuadrados (casi el tamaño del departamento de Rocha y Montevideo juntos).

Para iniciar el recorrido es mejor comenzar con el Monumento del Dakar, la Plaza de las Banderas y el Primer Hotel de Sal, que actualmente es un museo.
En el centro del Salar se encuentra la Isla Incahuasi, un sitio que alberga milenarios cactus gigantes de hasta 10 metros de altura que enmarcan un lugar inmenso, fascinante e inabarcable. Desde la cima de la isla se puede apreciar la apabullante grandeza del salar.

Lo mejor para terminar el día es disfrutando un cóctel a orillas del salar, desde donde se puede atestiguar el “efecto espejo” que se produce a la hora del atardecer. Fotos no faltarán en esta locación.

A orillas del salar se encuentran espectaculares hoteles como el Hotel de Sal Luna Salada o el Hotel Palacio de Sal, que pertenecen a la comunidad de Colchani.

 

Pueblo San Cristóbal, Volcán Ollagüe y Lagunas.

A 87 kmts de Uyuni y cerca de la mina del mismo nombre se encuentra el Pueblo San Cristóbal. Allí se puede visitar la iglesia reconstruida del siglo XVII. El pueblo es un buen sitio para almorzar y luego seguir camino rumbo al mirador del Volcán Ollagüe, desde donde se puede presenciar la fumarola que emana el volcán, uno de los más activos de la Cordillera de los Andes en la frontera con Chile.

Siguiendo camino desde el volcán se encuentran las Lagunas Altoandinas que incluyen la Laguna Negra y la Laguna Hedionda, donde se congrega una gran cantidad de flamencos. A propósito del nombre de la laguna, proviene de su alta concentración de azufre fruto de la actividad volcánica cercana.

La mejor forma de finalizar el día es trasladándose al Desierto Siloli, un área inmensa que regala al visitante un horizonte pintado de ocres y marrones. Para vivir la experiencia completa es importante incluir una noche en el Hotel Tayka del Desierto que se encuentra a 4,400 metros sobre el nivel del mar, en pleno desierto y en medio del histórico Pueblo Quemado de San Pedro de Quemes.

Antes de dejar el hotel al día siguiente es importante cargar las baterías de la cámara para poder retratar el famosos Árbol de Piedra, una formación geomórfica que destaca entre un conjunto de rocas volcánicas debido a la erosión del viento.

El final sugerido de este gran viaje incluye el camino de regreso a la chilena San Pedro de Atacama, que depara varias sorpresas como la Laguna Colorada, cuyas aguas de color rojo intenso no se parecen a nada conocido. En este maravilloso lugar habita una gran población de flamencos.
Y para finalizar un recorrido donde a pesar de la inmensidad de las ausencias las presencias de vida se hacen tan evidente, se encuentran los Geyers Sol de la Mañana, un campo geotérmico a 4,800 metros sobre el nivel del mar donde abundan las fumarolas y pozas de barro hirviente.

* Fotos de viajeros de Charrúa Viajes en el destino.

¿Qué comer en este viaje?

La cocina andina es vasta y deliciosa. Está influenciada por las culturas indígenas, española e italiana y cada plato está repleto de historia.

Estos son algunos de los platillos que te sugerimos probar.

Huatía: Carne de cerdo, cordero, vaca o llama acompañada de tubérculos cocidas bajo tierra.

Peskje: Quinoa lavada y hervida con leche, ahogado con ají amarillo y rodajas de queso.

Patasca: Granos de maíz pelado cocido con papas, carne y zapallo.

Helado de hoja de coca: Se puede conseguir en San Pedro de Atacama al igual que otros lados en sabores diferentes como el de quinoa con leche y canela, chañar o algarrobo.

Té de rica-rica: Se trata de una hierba medicinal. Posee un delicioso sabor y se utiliza para los dolores estomacales y resfríos.

Té de muña muña: Otro té de hierbas medicinales muy popular con bandades para el sistema respiratorio y digestivo ya que contiene aceites esenciales. Los lugareños sostienen que es afrodisíaca y la conocen como la “planta del amor”.

 

Masticar coca, ¿sí o no?

El consejo de los locales para afrontar la altura es masticar hojas de coca y beber mucha agua.

Respecto a masticar coca, para la región andina es una práctica sagrada que les permite sobrevivir en un entorno agresivo para la vida humana. Las hojas de coca (masticadas o en té) ahuyentan el sueño y el hambre, a la vez que ayudan a mantener la presión arterial.

No se debe confundir la hoja de coca con el consumo de cocaína. La cocaína es un alcaloide extraído de la hoja de coca en laboratorio y de la cual la hoja de coca tiene muy poca concentración.

Si tienes dudas al respecto, recomendamos consultar con tu médico antes de realizar el viaje.

Otro fenómeno que viven los uruguayos de viaje está vinculado a la ausencia de humedad en estos destinos. La “sequedad” del ambiente produce cambios notorios y otros no tanto en nuestro cuerpo. Al no transpirar tanto, el cuerpo no sabe cómo regular la temperatura, por lo que es indispensable llevar ropa de abrigo, tener siempre presente la temperatura corporal y ayudar al cuerpo a encontrar su equilibrio al hidratarse. No olvides llevar contigo una crema humectante de rápida absorción, así como bloqueador solar.


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